Al invertir en acciones, estamos comprando parte de los negocios de las empresas más importantes de un sector o de un país.
Esto implica conocer desde los estados financieros hasta los productos que venden las empresas. Pero ¿Qué sucede cuando encontramos empresas con productos de los que somos fanáticos?
Apple y Netflix, pueden ser los ejemplos más conocidos. Pero en mi caso, me dejé llevar por lo dulce...
Hoy te quiero compartir mi experiencia invirtiendo en la acción argentina con el producto más delicioso de todos.
lo leés en 7 minutos…
“Es mejor fracasar en la originalidad que triunfar en la imitación”. - Herman Melville.
Verano del 2017-2018. Quien haya estado en el mercado en ese entonces, lo debe recordar con una sonrisa. Desde Argentina hasta China, cualquier acción que comprabas subía. Sin importar a qué se dedicara.
Llegué a este mercado alcista con un cambio en mi estilo de inversión. Después de leer a Peter Lynch, quien hacía énfasis en comprar empresas de las que uno es consumidor, empecé a interiorizarme más en los negocios. Ya no era ser solo un “tenedor de acciones”. Iba a los locales, probaba su servicio/producto, charlaba con los empleados, me metía en las oficinas, y participaba de otras actividades.
Después de hacer una buena diferencia con Transener, la cual había subido más de un 600% en dólares desde mediados del 2016, decidí diversificar mi cartera argentina en distintas empresas. Empresas que consideraba de calidad, con buenos productos, altos márgenes y rentabilidades arriba del promedio.
En esa etapa de mi proceso como inversor, dejé de darle importancia a lo que sucedía en el mercado y sólo me enfocaba en estudiar a las empresas. Me había ido muy bien en los últimos años con ese enfoque.
Buscando nuevas oportunidades en un mercado argentino que ya me parecía caro pero el optimismo todavía prevalecía. El gobierno iba camino a reducir la inflación y el déficit fiscal, encima el Toto Caputo conseguía colocar deuda a ¡¡30 años a una tasa del 6.95%!! La fiesta del mercado era total. Así llegaron las acciones de Havanna a mi vida.
En el 2017, la empresa lanzó su famoso “alfajor 70% cacao puro”. Dos galletitas rellenas con mucho dulce de leche y cubiertas de una espesa capa de 70% de cacao. Al principio, lo vendían suelto y en una exclusiva latita de 8 unidades. Apenas lo probé, quedé enamorado.
Pero en el verano del 2018, Havanna fue por más y lanzó el Havannet 70% cacao. Una doble capa de 70% de cacao puro amargo con una buena cantidad de dulce de leche. Un volcán de placer.
El éxito fue total. A todos los encantaba y yo me volví un fanático más de Havanna.
Tenía que ser accionista de esta empresa.
Si bien tengo una debilidad por lo dulce, me había enamorado de su producto y esto era contradictorio con el estilo de vida saludable que buscaba llevar.
¿A qué se dedica la empresa? ¿Qué servicio/producto vende? Es lo primero que trato de entender cuando analizo alguna empresa. En este caso, el producto era (y lo sigue siendo) una maravilla. Precio-calidad sin competencia.
En ese entonces, la comunidad de finanzas de Twitter todavía era pequeña y no estaba el querido Barón del Merval, a quien le envío un abrazo, pero con otros inversores compartíamos cada vez que algún alfajor o havannet se interponía en nuestros caminos y mencionábamos las bondades de ser accionistas de $HAVA.
Y a la empresa le iba muy bien. En el primer trimestre del 2018, el consumo masivo en Argentina había caído un 3% interanual pero la empresa vendía más, facturaba un 4% más en términos reales que el mismo período del año pasado y generaba flujo de caja positivo. Era de las pocas empresas de la economía real que estaban creciendo.
A la vez, la empresa tenía 51 locales en Brasil, 2 en España y acababa de inaugurar su primer local en Estados Unidos. Había cambiado la imagen de los locales y tenía como objetivo expandirse a nivel internacional (abrió 19 locales en el exterior durante 2018).
Empecé a comprar acciones a $30. En el 2017, el negocio había generado unos $99 millones, la capitalización bursátil era de $1.409 millones con una deuda total de $110 millones, tenía unos $38 millones en caja y pagaba dividendos. Los múltiplos no me parecía nada exigentes, dado el crecimiento del negocio y su expansión tanto local como internacional.
BUENA EMPRESA VS. MERCADO BAJISTA
Después de comprar mis primeras acciones en Havanna a fines de enero, llegó un famoso “fly to quality” en USA. De repente, los inversores vendían sus acciones y compraban bonos. El S&P 500 cayó un 11% en dos semanas. La volatilidad estaba en máximos. Inversores salían corriendo de emergentes.
En ese período, el Merval cayó un 19% en dólares en menos 9 ruedas. Mis acciones de HAVA habían caído lo mismo que el mercado pero yo no le daba importancia.
En ese entonces, entraba a ver la comitente sólo cuando tenía que hacer alguna compra. No estaba al tanto de los movimientos del mercado más allá de lo que leía en Twitter o en los diarios (esta estrategia me había servido para no vender en pleno bull market del 2016-2017). Mi enfoque era de largo plazo sin importar lo que el mercado haga.
Para marzo, el mercado se había recuperado. El SPY volvió al nivel previo a la caída, el Merval había recuperado la mitad de la caída y mis acciones de Havanna hacían máximos históricos.
Si bien el volumen era insignificante, la acción seguía los movimientos del resto del mercado pero con mayor impulso alcista en las ruedas positivas.
Me creía Warren Buffett en ese entonces. La caída del mercado no me había afectado, mi cartera estaba en máximos históricos cuando la mayoría de las acciones del Merval todavía no habían recuperado los máximos de enero del 2018.
Sin embargo, una semana todo empezó a empeorar rápidamente. El dólar oficial comenzó a escalar y el Banco Central no pudo detenerlo. Recordarás los 5.000 millones de dólares a $25 que el BCRA puso a la venta a mediados de mayo para frenar la corrida, sin éxito. Sucedían cosas muy interesantes día a día.
El mercado cayó fuerte en esos meses. Los optimistas dejaron de creer. Los pesimistas (eran pocos y no tenían tanta popularidad como hoy en día) volvían a tener protagonismo. El pánico era notable.
Entre marzo y septiembre de ese año, las acciones de Havanna cayeron un 57% en dólares. El Merval había caído un 58% y acciones emblemáticas como GGAL sufrieron bajas del 70%.
Fueron meses intensos. Yo estaba convencido en el producto, las ventajas competitivas y el proyecto de la empresa. Pero con las fuertes caídas diarias, volví a mirar el mercado más de cerca para entender qué estaba pasando. Se estaba generando una crisis que perjudicaría a la empresa, más allá de su adictivo producto y sus ventajas competitivas.
Terminé vendiendo mis acciones a fines del 2018 con una pérdida del 50%, al ver mejores oportunidades en los bancos argentinos.
En ese año, Havanna había vendido un 2.2% más que en el 2017 pero no había logrado sostener sus precios al nivel de la inflación y el consumo en Argentina no logró recuperarse.
4 años después, en enero del 2022, cada acción de HAVA se vendía un 76% más barata y con el cambio de sentimiento en los inversores, llegó un nuevo mercado alcista. Las acciones de Havanna subieron un 1.360% en dólares entre julio del 2022 y enero de este año (vs. Merval +210%), recuperando toda la caída de los últimos 4 años y transformándose en una de las mejores inversiones de la historia del mercado argentino.
REFLEXIÓN Y APRENDIZAJE
No te deseo malas inversiones pero creo que todos necesitamos sufrir alguna buena pérdida en algún momento. Y cuan más temprano sea, mejor. Hay cosas que se aprenden sólo viviendo un mercado bajista.
Si bien Havanna no tenía una gran porcentaje de mi cartera, la pérdida fue dolorosa por el costo de oportunidad en acciones tecnológicas de USA. Pero gracias a esto, empecé a seguir al mercado cada semana y a estudiar los movimientos de los activos y el sentimiento de los inversores.
Mi principal error fue no entender el ciclo del mercado. Aunque veía algunas empresas argentinas sobrevaloradas, no creía que entraríamos rápidamente en un mercado bajista. El Merval había estado lateralizando durante 20 años; era el momento de salir de una vez por todas.
Algunos aprendizajes que me dio esta pérdida:
El producto es importante pero no es lo fundamental en un negocio.
Comprender el ciclo del mercado es más importante que entender el negocio de las empresas en economías inestables.
Las buenas empresas también sufren las correcciones (menos que las malas).
Lo barato puede estar regalado.
Warren Buffett dijo una vez que el sólo mira el mercado para ver si está haciendo algo estúpido (y ofrece alguna oportunidad interesante). Yo me acoplé a su idea. Pero con el tiempo (y con tropezones como este), entendí que yo no soy Buffett.
Y creo que esto abarca no sólo a ARGY, también he encontrado buenas empresas internacionales que sufren recesiones en sus mercados más allá del gran producto que ofrezcan y operar en “economías desarrolladas”. Esto termina perjudicando al precio de su acción en el mediano plazo.
Conocer a las empresas en profundidad es importante. Te da esa espalda intangible para mantener en las correcciones e incluso comprar más aprovechando oportunidades extraordinarias. Pero también es igual o más importante seguir el aspecto general del mercado, entenderlo puedo ayudarnos a no sufrir caídas tan bruscas. No es necesario pasar por una caída del 50% para empezar a hacerlo.
El mercado te hace humilde. Si todavía no lo ha hecho, en cualquier momento lo hará. Y no le importará qué tan buen producto venda tu empresa, las perspectivas de crecimiento ni los ratios a los que cotiza. Hasta las mejores empresas del mundo han pasado por mercados bajistas.
Con el tiempo, noté una gran ventaja respecto a mi anterior forma de acercarme al mercado. Encontré utilidad en algo que veía totalmente innecesario. No logré adivinar los siguientes movimientos, pero sí he logrado prevenirlos. En los mercados bajistas del 2019, 2020 y 2022, pude estar menos expuesto y evitar mayores pérdidas gracias a prestarle más atención a los mercados.
RECOMENDACIÓN DE HOY
Creo que una de las mejores maneras de seguir aprendiendo sobre el mercado es leyendo historias de otros inversores. Al fin y al cabo, las inversiones también son historias. Y uno de los especuladores más famosos de la Bolsa fue un gran contador de historias…
En el día de hoy, te comparto “El Fabuloso Mundo del Dinero y la Bolsa” de André Kostolany. Este es uno de los mejores libros sobre historias del mercado que he leído.
Lo dejé cargado en el drive de la biblioteca de Doble Piso: acceder al drive.
Sobre Doble Piso +: Gracias por el interés que recibí y disculpas si no llegué a responderte. Fueron semanas complejas. Decidí mantener las suscripciones cerradas para enfocarme en las necesidades de los primeros suscriptores y cumplir con la nueva responsabilidad que asumí. Aunque me encanta escribir, hacer análisis semanales es un desafío.
Cinco meses desde su lanzamiento, los formatos de los mails y los análisis han evolucionado gracias a las devoluciones de los suscriptores. El objetivo sigue siendo el mismo: mantenernos informados, encontrar oportunidades/riesgos y aprender algo nuevo. En estos mails, no hago recomendaciones de compra/venta y busco ser lo más imparcial posible.
Si realmente te interesa el mercado pero no tenes tiempo ni energía para analizar balances, gráficos y noticias importantes, Doble Piso + podría ser de gran ayuda. Estate atento al próximo sábado.
Muchas gracias por el apoyo continuo.
Bendiciones y buenas inversiones.
Abrazo grande,
Chino.
Chino, a veces uno espera que llegue un día de la semana para poder hacerse de alguna reflexión, intercambiar palabras con un amigo sobre la vida, obtener un punto de vista distinto de algún profesor como para nutrirse del día a día y con el paso del tiempo saciar esas ansias de superación que nos modela frente a la vida. No te imaginas en lo personal, como enriquece tus palabras semanales. Si a veces uno se pregunta, ¿para que?, creo que en mi mensaje esta la respuesta, muchas gracias.
Excelente historia Chino, más aún para un marplatense.
Felicitaciones por esta nota y otras.
Saludos