“No hay que tener miedo de la pobreza ni del destierro, ni de la cárcel, ni de la muerte. De lo que hay que tener miedo es del propio miedo”.
- Epicteto de Frigia.
Una de las primeras frases bolseras que escuché fue que, “para ser buen inversor, se necesita tener estómago”. Al principio no la entendía, pero con la experiencia comprendí que se refería a la importancia de sobrellevar el estrés y la ansiedad que sufrimos la mayoría de los inversores.
Y es cierto! Según la ciencia, el intestino tiene millones de neuronas y produce hasta el 90% de la serotonina (el neurotransmisor que regula el ánimo, el sueño y el estrés). Hay personas que tienen un estómago muy sólido para soportar ataques de ansiedad…
No sufro el estrés de invertir pero últimamente, charlando con inversores y repasando mi experiencia, me di cuenta de que la mayoría de mis errores no vinieron por comprar acciones que terminaron cayendo, sino de empresas que no compré por sobredimensionar los riesgos (y que después volaron).
Mirá que tengo historias de fracasos para contar (la última fue esta semana con GeoPark) pero tengo muchas más sobre acciones en las que veía una gran oportunidad (aunque también un alto riesgo), y no las compré… Las subas fueron tan grandes que todavía me castigo por no haberlas aprovechado!! No por el dinero “que pude haber ganado”, sino por el simple hecho de no haber tenido valentía. Qué triste es cuando das POR DEBAJO de lo que podes dar. Ya no es un tema de compararte con el mercado o con los demás. Sos vos contra vos!
Charlie Munger habló del “error de omisión” hace mucho tiempo. Consideraba que sus mayores errores no fueron malas decisiones, sino oportunidades perdidas. Amazon y Google fueron algunas de las que dejó pasar. Pero creo que su caso fue por ignorar la revolución tecnológica, más que por miedo (aunque es algo muy personal que sólo uno mismo puede reconocer).
Quiero aprovechar este mail semanal para abrir un poco el corazón... Después de muchos años invirtiendo, me di cuenta de que todavía tengo miedo. Muchas de las oportunidades que dejé pasar no fueron por falta de análisis ni por no entender el negocio, sino por miedo. Miedo a perder, a equivocarme y a no entender los tiempos.
Esto también es paradójico, porque invertir requiere valentía. Invertir requiere fe. El simple hecho de invertir en contextos negativos es un gran acto de optimismo y de fe.
Ojo, si te muestro mi cartera hoy, quizás me digas que soy un inversor agresivo que está tomando riesgos. Pero viendo todas las últimas oportunidades que no me animé a tomar en los últimos años, me doy cuenta que todavía tengo miedo.
Los últimos 5 años fueron muy buenos en lo personal y creí que era momento de “jugar a la defensiva”. Lo hice dándole menor porcentaje a ideas que me convencían porque sabía que tenían un mayor riesgo que el promedio del mercado. Aunque estuve obteniendo buenos resultados, creo que estuve tomando algunas decisiones basadas en el miedo. ¿Me estoy volviendo un inversor conservador? ¿Será el “miedo a que se acabe esta racha”?
Y si bien me considero una persona optimista, últimamente me estuve dando cuenta que no confío tanto en mí como parecía. Tuve muy buenas ideas de inversión en los últimos años. Pero aproveché muy pocas! Sí, me animé a comprar acciones argentinas en 2022 y brasileras a fines del año pasado, pero no les saqué todo el provecho que pude haber tomado. No les dí todo el peso que quería. Siento sabor a poco.
Cuento esto porque creo que no estoy solo. Charlando con otros inversores, también observo que tienen un buen ojo para detectar oportunidades pero el miedo los frenan para confiar en sus análisis y estrategias.
Lo peor es que cuando tenés miedo, le das más peso a todo lo que puede salir mal. Te volvés experto en imaginar escenarios catastróficos, aunque sean poco probables. Y así, terminás descartando ideas que quizá eran buenas…
Creo que hay una gran diferencia entre ser un inversor conservador y ser un inversor con miedo.
El inversor conservador no evita el riesgo por temor, sino porque elige cuidar su capital y prioriza la estabilidad. Toma decisiones con cautela, pero con convicción.
En cambio, el inversor con miedo puede estar dispuesto a asumir riesgos, pero está tan enfocado en lo que puede salir mal que termina equivocándose. Identifica las oportunidades, pero no las aprovecha del todo.
El miedo no siempre es paralizante. En el mercado sabemos bien lo que es el “FOMO” (miedo a perderte algo) cuando todo es una fiesta. Muchos invierten mal por ese miedo a quedarse afuera “de la gran suba”.
Pero debemos saber que como inversores vamos a seguir equivocándonos, eso es inevitable. Pero algunos grandes aciertos pueden compensarlo. Para que eso pase, tenemos que animarnos. No estoy hablando de tirarse de cabeza a cualquier cosa, sino de tener valentía para actuar cuando la oportunidad aparece y la ves con claridad, aunque el miedo te haga preguntas.
La Bolsa es apasionante porque es desafiante. Todo el tiempo está cambiando, todos los meses aparecen nuevas narrativas y todos los años nuevos riesgos/oportunidades. Es un lugar ideal para poner a prubea nuestro dominio propio. Y el “miedo a lo nuevo” aparece más allá de los años de experiencia. SIEMPRE hay algo nuevo en el mundo, que nos invita a tomar riesgos con alta incertidumbre.
Como todo lo que busco en la internet es sobre finanzas e inversiones, me suelen aparecer publicidades sobre el tema y hace poco me crucé con un video que llamó mi atención. Un joven que no tendría más de 25 años ofreciendo un curso para ser un “trader rentable”. Cómo que un trader rentable? Como si existiera una fórmula mágica, una estrategia ideal o una planilla de Excel que te hace ganar en el mercado. Ni el mismísimo Warren Buffett tenía todo en claro.
En el mercado, todo el tiempo estamos poniendo a prueba nuestro conocimiento y experiencia. Que hayas logrado excelentes rendimientos en los últimos años no quiere decir que seas un “inversor rentable” ni mucho menos. Esto es dinámico!
Sí, invertir requiere análisis pero también requiere valentía. Y eso no se aprende en un libro ni en un curso. Se entrena, como un músculo. Sé que esto le pasa a todo tipo de inversores pero yo todavía estoy en ese proceso. Sigo buscando crecer todos los días, entendiendo que esta carrera no es de 100 metros sino que es una maratón hacia la meta.
Como una persona de fe, estoy apoyándome en Dios a través de mis oraciones, pidiéndole valentía. Algo que me estuvo ayudando fue recordar mis victorias, reflexionar sobre cómo y cuándo surgió este miedo, ajustar mi estrategia y tomar nota sobre todas las decisiones que voy tomando.
El miedo se va cuando tomamos accion. Es el primer paso!
“Tengo miedo de invertir en esta empresa pero es muy volátil, aunque vea una gran oportunidad”. Bueno, meto un porcentaje pequeño para ir midiendo mi tolerancia a la volatilidad.
Animate! Da ese paso. Ese primer paso. No es tirarte a la pileta desde el trampolín. Es más como mojar los pies en la orilla, ir sintiendo cómo se hunden en la arena, cómo el cuerpo se va aclimatando… Con el tiempo, sin darte cuenta, vas a estar nadando en aguas donde antes ni te animabas a entrar.
Y esto no es solo para el mercado, quizás sea para un proyecto que estés analizando emprender, para ampliar tu familia o para mudarte a un nuevo barrio. El miedo trata de frenarnos o acelerarnos, pero sólo lo vencemos con pequeños pasos mostrando que tenemos voluntad de seguir avanzando.
En este fin de semana, ese es mi deseo para vos: que sigas avanzando!
Muchas gracias por el cariño y respeto de siempre.
Si estás pasando por algo similar (o si ya lo tenés medio resuelto), me encantaría que lo compartas en los comentarios. Seguro a más de uno le sirve leer otras experiencias.
Que tengas un fin de semana rodeado de afecto.
Un fuerte abrazo,
Chino
Querido Chino, que buen post!
Sentí la magia de cuando la lectura de un libro te atraviesa, te identifica y me viene la frase "el universo escribió esto para mi". Estoy navegando por esas aguas, con esa sensación de estar debajo de lo que puedo dar, en varios aspectos. Pero soy consciente de ese estado y acciono para evolucionar. Estoy mojando los pies en la orilla, como decís. Creo que hay que tener el equilibrio de valorar lo logrado y de allí hacer pie para derrumbar los miedos que nos lleven a estar mejor con nosotros mismos y avanzar hacia los que, por miedo, resignamos. Abrazo
Excelente reflexión! Leí en algún momento que el miedo es inherente al ser humano, está en nuestros instintos más básicos y es lo que nos mantiene con vida, nos hace estar alerta de los peligros que nos acechan. No se trata de no tener miedo, sino de aprender a vivir con él y dominarlo. Aplica al mercado y la vida. En lo particular, respecto de las inversiones, cuando el miedo intenta paralizarme, voy abriendo posiciones pequeñas. Puede ser que pierda oportunidades de mayores ganancias, pero es con lo que me siento cómodo. Seguramente iré evolucionando como en todo orden de la vida. Abrazo grande y buen fin de semana.